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Sarin Hanneyan
Estados Unidos 2021 participant
30 Mar, 2023

Sari(n) Siroun Yar

3 min

27 DE SEPTIEMBRE, 2020

Este día quedará permanentemente grabado en mi corazón. Siempre escuché historias de genocidio y guerras. Sin embargo, nunca había pensado haber vivido una en pleno Siglo XXI. Los siguientes 44 cuatro días fueron una absoluta tortura. Estaba cursando mi carrera vía zoom y adaptándome a la pandemia del Covid-19. Después de este día, mi realidad era asistir a las protestas y esperar por nuevos titulares respecto a la guerra. El sentimiento de culpa de estar en la diáspora estaba al máximo. Sentía una constante desesperación y culpa, y sin importar mis esfuerzos, yo sentía que no era suficiente. No pude aguantar más la culpa, así que reservé mi vuelo hacia Armenia. La mayoría de las personas me dijo que no era el momento indicado para ir a Armenia, sin embargo, yo sabía que me iba a sentir mejor estando en Armenia que otro día en Glendale leyendo titulares de noticias. No sabía que el trayecto entero de mi vida iba a cambiarme para siempre.


15 DE DICIEMBRE, 2020

Mi mejor amiga Anna Khechoomian y yo llegamos a Armenia, y no hay forma de describir el viaje en GG desde Zvartnots hasta Kentron, y todas las emociones que sentís. Incluso la Armenia de la post guerra mantiene su magnetismo y te atrae. Nosotras hicimos el voluntariado a través de AVC para ayudar a personas sin hogar de Artsakh para encontrarles refugio en Tsaghkadzor, Vanadzor y Armavir. Estas familias que no tenían nada nos dieron la bienvenida con los brazos abiertos e hicieron una gran comida para que comamos todos juntos. Preparando café armenio en la esquina de la habitación y sacando fruta de los cajones de los escritorios, conformándose con lo que tenían. Los niños, esos preciosos niños de Artsakh, van a estar siempre en un lugar especial en nuestro corazón. Su coraje y fuerza me abrumaron, y yo sentí que nunca iba a ser tan fuerte como ellos. Ellos perdieron sus casas y mucho más, pero sus sonrisas llenaron incluso las habitaciones más oscuras. Ellos no sabían esto, pero me estaban ayudando más a mí, que lo que yo podía ayudar a ellos.


21 DE DICIEMBRE, 2020

Un niño con el que más me uní fue Meruj de Hadrut, quien se refería hacia mí como “Sari Aghchig”, que significa una chica de las montañas. Las montañas de Armenia tienen una manera de cautivarte con su magnificencia y su belleza. Nuestras montañas son “hianali”, que significa que son increíblemente hermosas, fuertes y resilientes, tal como nuestras personas. El dicho “Somos nuestras montañas”, mantiene un gran y profundo significado para mí, porque ahora, más que nunca, realmente entiendo el peso de estas palabras. Mirándolas a ellas, me siento muy empoderada y resiliente, porque ellas se mantienen firmes sin importar qué ocurra, tal como nuestras personas. El Monte Ararad representa mucho más que una montaña, y encarna los sueños del “nacionalismo romántico y el objetivo de la autodeterminación”. El Ararat nos recuerda los territorios perdidos y el sufrimiento del Genocidio Armenio. Sin importar cuán seguido la miremos, cuando la miramos en un día claro, nuestras emociones nos consumen. Representa mucho más que un pico alto. Este invierno, creció una nueva apreciación por nuestras montañas y la belleza que encarnan.


3 DE FEBRERO, 2021

Tuve que volver a Estados Unidos para graduarme, pero me sentí desgarrada. Diciéndole adiós a estos niños y sus familias, a quienes ahora los consideraba familia, me devastó. Dos hermanos, de 14 y 16 años de edad, escribieron una carta de despedida deseando una cosa, “խաղաղություն” (paz). Lloramos, porque era lo único que no podíamos prometerles. Ellos hablaron del momento en el que podrían ir a la frontera y defender a Armenia. El pensamiento de esos niños preparándose para esos días nos destrozó. Sin embargo, yo sabía que no era un hasta luego para siempre, sino un nos vemos pronto. El viaje entero hasta Yerevan, lloramos. Yo no quería irme de Armenia o despertarme rodeada de esas montañas. Finalmente, me sentí completa de nuevo. Un país que yo jamás había vivido, ahora se sentía más como mi casa. Sabía que regresar iba a significar que iba a extrañar estos días.


1 DE JUNIO, 2021

Me gradué y estaba en el siguiente vuelo yendo a Armenia (literalmente, al siguiente día). Algo de Armenia, que no sé ponerlo en palabras, hace su singularidad. Incluso las cuestiones que son difíciles de lidiar tienen un encanto único en Armenia. Porque es nuestro, la amo a través de todas sus asperezas. Estaba emocionada de empezar mi viaje en Birthright y ver a los niños nuevamente. Birthright Armenia me contactó con el lugar de trabajo denominado Path of Law. Un grupo de abogados que trabajaban para el regreso de prisioneros de la guerra que habían sido capturados en la Guerra de 2020. Yo gané una familia acá, un sistema de apoyo, y un vínculo que me ayudó con mi trabajo. Muchos voluntarios tradujimos declaraciones de Prisioneros Armenios de Guerra, de armenio a inglés. Estas declaraciones describían la espantosa tortura que pasaron nuestros soldados, y que siguen pasando.


8 DE AGOSTO, 2021

Siempre voy a recordar los nombres de los prisioneros armenios de la guerra que traduje sus declaraciones, cada historia única y diferente. Recuerdo el día que estaba en Instagram y vi el video de un prisionero armenio de la guerra regresando a su casa con la familia. Su nombre y la cicatriz en su frente me destrozó, porque yo había hecho la traducción de su declaración. Lloré viendo a la persona de la que yo había escrito volviendo a su vida y reuniéndose con su familia. Pienso en ellos todos los días y la justicia que merecen. Duele saber que cada generación en Armenia vivenció la guerra, lo cual es una triste realidad. Duele saber que el final no está a la vista, y estas realidades son algo que tuve que aceptar. Me volví insensible a las declaraciones que traducía. Lo estaba manejando mucho más que un año atrás. Estaba encontrando la fuerza que había visto en aquellos niños en el invierno del 2020.


28 DE SEPTIEMBRE, 2022

Me reuní con todos aquellos niños del invierno de 2020. Verlos y escucharlos gritar mi nombre fue la bienvenida que soñé. Jugando y hablando sobre el futuro trajo una sensación de paz. Yo suponía quedarme en Armenia solamente 5 meses. Sin embargo, Armenia tenía otros planes para mí. Me quedé por un año y tres meses. Me niego a creer que esto es solo un recuerdo cuando vivía en Armenia. Es el comienzo, me llenó, y regresaré por más. No veo un propósito para mí que me pueda llenar más que nuestras montañas y personas. Como muchos armenios de la diáspora, estoy constantemente en busca de un sentido a mi vida a kilómetros de distancia de mi tierra natal. Sin embargo, me acercó más y más a la respuesta con cada visita.


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