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Mary Jabagchourian
Estados Unidos participant
19 Oct, 2022

Ser voluntaria en Gyumri: todo lo que quería

3 min

Mientras escribo esto, deseo un lugar al que solo soñé llamar hogar. Anhelo Armenia. Anhelo Gyumri y a cada uno que conocí allá. Si regresara el tiempo y le contara a mi yo de 19 años que me iba a ir de Armenia con lágrimas en mis ojos, no podría creerlo. Mi viaje de entendimiento de mi relación con Armenia, mi identidad armenia, y lo que ello significa para mí fue un trabajo en progreso desde que entendí que yo era armenia.

Aunque nací de padres étnicamente armenios en Los Ángeles, donde hay una enorme comunidad armenia rodeándome, luché por sentirme conectada a esa comunidad. Desde el principio, me sentí diferente en comparación con la mayoría de los armenios en Los Ángeles. La familia de mi madre hablaba el armenio oriental, mientras que la familia de mi padre hablaba el armenio occidental. Crecí con esa influencia, y hasta el día de hoy, mezclo el armenio oriental y occidental cuando hablo. Pero al crecer, otros armenios me criticaron por mezclar los dos como si uno fuera “mejor” que el otro. Eventualmente, desarrollé un amor y miedo por los armenios que no eran miembros inmediatos de mi familia. Amor, porque mi deseo de estar conectada con otros armenios, pero miedo porque fui juzgada y herida por algunos armenios que continuamente me hicieron sentir que no era “lo suficientemente armenia”. Incluso cuando participé en la danza folclórica armenia, realmente no me conecté con otros armenios hasta que fui más grande y fui un ejemplo a seguir por mi gran nivel de habilidad luego de ocho años de danza. Sin embargo, podía ver grupos de amigos de jóvenes armenios riendo y bailando juntos y me dolía el corazón porque no tenía eso y creía que nunca lo iba a tener. Durante 22 años, creí que había una cierta manera de ser armenia, y que había fallado en eso.

Luego, en una decisión de último momento, decidí postularme en Birthright Armenia para los meses de julio y agosto de 2022. Quise hacer Birthright desde que tenía quince años, pero ahora ya era lo suficientemente grande y mi verano estaba libre. Sabía que iba a ser una gran experiencia, pero no sabía cuánto iba a crecer y cuánto iba a ganar. Esta era mi segunda vez en Armenia, y mi primera vez fue en el verano de 2019 cuando vine con mi familia. Hicimos muchos paseos, pero al final del día, era solamente una turista y me fui de Armenia sin ningún sentimiento intenso sobre ello. Cuando otros armenios me dijeron que sentían que Armenia era el hogar que deseaban, me entristeció no poder sentir ese sentimiento. Sin embargo, esta vez, en el verano de 2022, fue diferente.


VIVIENDO CON UNA FAMILIA ANFITRIONA EN GYUMRI


Durante mi tiempo en Birthright Armenia, me quedé como voluntaria en Gyumri por dos meses. Viví con una familia anfitriona y realicé el voluntariado en un servicio de ambulancia, en el Centro Médico de Gyumri, y enseñé inglés a cuatro diferentes grupos de alumnos en dos institutos diferentes. Luego de una semana, sentí la diferencia entre los armenios de Gyumri y los que encontré durante toda mi vida. No me señalaron el menor de los defectos, en su lugar, me elogiaron por mis esfuerzos y gran trabajo. En lugar de que mis habilidades de lengua armenia fueran criticadas, fui elogiada por poder hablar armenio en cualquier capacidad. Me di cuenta que ya no sentía ese miedo en el fondo que generalmente sentía antes con cada interacción con los armenios. Ahora me sentía segura y emocionada cuando conocía armenios. Esta confianza trajo como resultado la mejora de mis habilidades para hablar el armenio e incrementaron el número de conexiones que estaba realizando con los armenios. Crecí cerca de estudiantes que les enseñaba inglés e incluso con un grupo de adolescentes armenios con los que jugaba volleyball en mi tiempo libre en el distrito Ani. Todavía recuerdo cuando al final llegué a mi casa anfitriona luego de un largo día de orientación y un largo viaje desde Yerevan. Mi familia anfitriona me dio la bienvenida como si fuera un miembro de la familia y como nos reímos todos juntos en la cena, me sentí como si fuera un miembro de esta familia feliz luego de haberlos conocido hacía diez minutos.


CUANDO SE TRATA DE REALIZAR EL VOLUNTARIADO EN GYUMRI


Tuve la suerte de interactuar con ambos, tanto con mayores y jóvenes durante mis sitios de voluntariado y durante mi tiempo libre. He trabajado felizmente con niños durante toda mi vida y mi plan es continuar haciéndolo como pediatra, una vez que me gradúe de la escuela de médicos. Estos niños siempre estaban emocionados de verme y que les enseñara. Era interesante escuchar sus observaciones sobre mí como armenia-estadounidense y cuánto difería respecto a lo que ellos estaban acostumbrados. Después de todo el tiempo que pasaba con ellos, pude aprender palabras rusas así como yo les enseñaba inglés. Durante una clase donde estaba enseñando a los niños en Moosh dos nombres comunes de animales, llegué a una imagen de un gato, e incluso luego de haberles contado el nombre en inglés, ellos siguieron diciendo su nombre en ruso, кошка (koshka), una y otra vez a propósito para hacerme reír. Nos reímos tanto durante la clase y sentí que realmente había conecto con esos niños. Ahora voy a saber para siempre cómo decir gato en ruso.


INTERACTUANDO CON LOCALES EN GYUMRI


En mi tiempo libre, en las tardes, iba al asfalto de una de las escuelas para jugar al volleyball con los adolescentes que iban a jugar. Me encanta el volleyball y jugaba en el liceo, por lo que podía enseñarles cómo jugar a los adolescentes que estaban interesados y cómo mejorar. Me hice muy cercana a ellos, ya que jugaban a menudo juntos. Me di cuenta que ellos no tenían acceso a una red de volleyball, aun cuando querían una, así que con la ayuda de mi familia, pude comprarles una red a ellos. Ellos estaban muy emocionados cuando pusieron la red por primera vez. Mientras ellos me apreciaban inmensamente, yo los apreciaba no solo por permitirme aprender cómo son los adolescentes armenios, sino también por las amistades que construí con ellos.

Sin embargo, el factor más importante para mí fueron los otros armenios de la diáspora de Gyumri que estaban haciendo voluntariado como yo. Encontré esta cita y pienso que abarca completamente cómo me sentí:

“¿Cuál es tu lugar favorito?”

“No tengo un lugar favorito. Tengo mi gente favorita. Y, donde esté con mi gente favorita, se convierte en mi lugar favorito.”

Si pudiera, haría de este artículo una letra de amor para todos ellos. Gyumri en sí es una ciudad maravillosa y acogedora, pero desde que pude experimentarla con las mejores personas, Gyumri se convirtió en mi hogar. Un hogar que no podría compararlo ni con mi lugar de nacimiento. Cuando conocí por primera vez al grupo de Gyumri, estaba emocionada pero nerviosa, como siempre lo había estado. Sin embargo, fui invitada con los brazos abiertos a esta familia. Con una semana y media, con otros armenios, me sentí más en casa que en toda mi vida. Sentía a la versión de Mary feliz, confianzuda, y extrovertida que deseaba volver a ser, y que volvió a florecer naturalmente en este positivo ambiente. Estaba mental, emocional y físicamente en mi mejor estado en comparación con lo que había estado en mucho tiempo, y fue gracias a estas personas y a este lugar. Me dieron el amor y aceptación que necesitaba para dejar que mi verdadero yo saliera a la luz. Todos nosotros nos divertimos mucho juntos, ya fuera de fiesta en la noche de Yerevan o sentados en Balgon hablando de la vida. Incluso empecé una pequeña tradición con quien quisiera unirse conmigo y con otros dos voluntarios, Krikor y Kevin, que hacían Kochari en diferentes lugares históricos armenios.

Luego de un tiempo, me di cuenta que la mayoría, si no todos, de los voluntarios de Gyumri tuvieron la misma experiencia que yo cuando crecían. Que tenían el sentimiento de no ser suficientemente armenios o de no encajar en la comunidad armenia que los rodeaba. Era como si el destino supiera que a todos nos faltaba ese sentido de pertenencia y nos reunió a todos para completar la pieza que faltaba. Todos me enseñaron tanto que me permitieron crecer como persona.

Anush me enseñó a vivir mi vida como si fuera mi principal personaje.

Stephan me enseñó que quien era, era suficiente.

Pascale me enseñó que una conversación cualquiera, puede alegrarle el día a cualquiera.

Arine me enseñó que los que llegaban a conocerme, tenían suerte.

Hovhannes me enseñó que una dosis diaria de tonterías, mantiene nuestros días llenos de risas.

Krikor me enseñó que nunca estaré sin una pareja de baile de kochari.

Ashley me enseñó que mi personalidad burbujeante y ruidosa era energizante, no molesta.

Kevin me enseñó que soy digna de toda la atención y amistad del mundo.

Anahit me enseñó que llevar el corazón en la manga es una virtud.

Ani me enseñó que soy una persona maravillosa que merece el mundo.

Cuando fue finalmente el tiempo de volver a Estados Unidos para empezar mi último año de medicina, me dolió el corazón como nunca antes. Me había encariñado con esta gente y este país más de lo que nunca había imaginado posible, pero la idea que iba a voler a Armenia nuevamente y que sabía que volvería a ver a mi familia de Gyumri hizo que la partida fuera más llevadera. Puede que estemos esparcidos por el mundo, pero las conexiones que generamos con otros fueron únicas y van a durar de por vida.


NO PUEDO AGRADECER MÁS A BIRTHRIGHT ARMENIA


Gracias por crear un ambiente que fomentó tanto amor y crecimiento. Aunque esté de regreso a Estados Unidos, de regreso a mi vida normal, soy una mujer completamente diferente con una visión completamente diferente sobre mí y sobre qué significa ser armenio.

Los armenios no son un monopolio. Ya sea que mires dentro de Armenia o a la diáspora. Si bien estamos unidos por la cultura y el amor por nuestro país, todos venimos en diferentes formas y tamaños. Hablamos distintos idiomas y estamos influenciados por nuestras nacionalidades. Como personas, necesitamos celebrar estas diferencias y darles la bienvenida en lugar de menospreciarlas y usarlas como una forma de crear división sin sentido. Estas diferencias solo nos hacen personas más fuertes y más interesantes. Con todo lo que han pasado los armenios, difundir y fomentar el amor dentro y fuera de la comunidad debe ser una práctica a la que aspiremos. Yo, por mi parte, ahora puedo testificar el asombroso poder que el amor y la conexión de los armenios pueden tener en una sola persona.

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